Estimadas familias:
Os escribo estas líneas con el colegio todavía vacío. Hace algunas semanas, si alguien nos hubiera dicho que estaríamos viviendo un momento tan crucial en nuestras vidas, tanto a nivel personal como profesional, no habríamos dado crédito.
Cuando de una forma atropellada planificamos esta nueva etapa, veíamos estos días como un abismo. Organizamos estas semanas de docencia no presencial ilusionados por la novedad, aunque tal vez con una importante falta de conciencia de qué iba a pasar y muy esperanzados en que una vez más responderíamos al nuevo reto de la forma más adecuada. Hablamos de esperanza, que es diferente al optimismo. La esperanza nace de una convicción de que todo aquello que hacemos tiene un sentido. Esa certeza está basada en el sentido que damos a toda nuestra labor docente, que como os dije, es el bien de cada uno de nuestros alumnos.
Queremos seguir ofreciendo, también en estas circunstancias, la formación propia de nuestro colegio, educando a vuestros hijos como hasta ahora, en esa doble vertiente académica y humana. Trabajando sobre esta perspectiva y haciendo una valoración, podemos decir que la docencia no presencial está funcionando y, para complementar la vertiente de formación humana, desde las tutorías virtuales hemos creado un espacio donde tenemos la oportunidad de continuar formando a vuestros hijos para sigan creciendo en sus hábitos de trabajo, autonomía, generosidad, compañerismo… Todo ello me hace pensar que estamos trabajando en una buena dirección y creo que así lo corroboran la cantidad de mensajes de agradecimiento que estamos recibiendo por parte de muchos de vosotros.
De todos modos somos conscientes de que esta docencia no presencial tiene limitaciones. De alguna forma cuando elegimos esta profesión, descubrimos nuestra vocación, y en ese momento no pensamos en este modelo virtual. Especialmente se hacen patentes esas limitaciones en aquello que es uno de los pilares de nuestro modelo educativo: la relación personal con cada uno de los alumnos. Pienso que un buen educador es el que mira más allá del blanco de los ojos de sus alumnos y de ahí que anhelo llamar la atención a alumnos corriendo por el pasillo, anhelo las conversaciones con profesores preocupados porque una asignatura no les funciona o porque un alumno le preocupa, anhelo discurrir sobre cómo ayudar y acompañar mejor a una familia… Tras todos esos momentos, a veces sucede un hermoso encuentro porque alguien se ha sentido verdaderamente ayudado. Ese es el objetivo que nos hace felices, en lo que creemos y que desde el colegio intentamos llevar a cabo porque nos conduce a amar lo que hacemos con la esperanza de formar a vuestros hijos y cumplir así con nuestra misión como Colegio.
Empezamos hoy unas muy atípicas vacaciones de Semana Santa. Los profesores y el personal de administración y servicios se merecen unos días de descanso después de haber hecho una labor ímproba. El trabajo del claustro de profesores durante estas semanas me ha impresionado de una forma muy especial. Creo que será una experiencia que quedará marcada a fuego en nuestra memoria: un claustro es algo mucho más grande que la suma de sus profesores. En Pascua volverán a la docencia no presencial con la misma ilusión y vocación profesional que han demostrado estos días.
Todo apunta que nos quedan unas semanas de este modelo virtual y aún nos quedan preguntas de tipo práctico que contestar. Seguiremos dando respuesta a todas ellas y no dudéis en preguntar cualquier inquietud que tengáis.
Para finalizar, me gustaría rememorar la consagración al Sagrado Corazón que hicimos a principio de curso. Fue un acto sencillo y entrañable que he recordado muchas veces en estos momentos que estamos viviendo. Os adjunto la oración de consagración que en estos días seguro puede ayudarnos.
Gracias a todos por vuestro apoyo.
Os deseo una feliz Pascua.
* Oración de consagración al Sagrado Corazón
Sagrado Corazón de Jesús:
Por medio del Corazón Inmaculado de María, queremos consagrarte este colegio.
Todas nuestras voces se unen para pedirte: que reines en este lugar, que dirijas todos nuestros pasos, que presidas todos nuestros actos, que ilumines la inteligencia de todos los que aquí enseñen, estudien o trabajen, para que sepamos convivir en la Caridad de Cristo y escojamos el camino que nos conduzca a Ti.
Oh Jesús, a través de esta consagración, te pedimos que guardes en tu Corazón a todos los maestros, instrumentos que tu has elegido para custodiar, formar y guiar a todos los niños de este colegio. Se tú, Corazón de Jesús su guía, su luz, su fuerza y su recompensa. También, te pedimos que cada maestro y maestra viva dentro de tu Corazón y así sea canal de gracia y amor para los niños que has confiado bajo su cuidado. Que cada uno de ellos, en virtud de esta consagración, sea modelo de virtud, nobleza, sabiduría, paz, justicia y bondad. Que las gracias de misericordia, conversión y paz que fluyen de tu Corazón lleguen a cada niño a través del servicio amoroso, alegre y dedicado de cada maestro. Que en este colegio los maestros junto con los niños construyan con su dedicación y esfuerzo, la civilización del amor.
Derrama sobre este colegio los dones del Espíritu Santo para que seamos fieles a los planes de Dios. Que estemos siempre alegres en la paz de la conciencia. Cuida de nosotros como cuida tu Divina Providencia de toda la creación, y danos el temor de Dios en esta vida, y la felicidad de reunirnos contigo en el cielo.
Amen.