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Hablar a los hijos con la verdad – Apasionados por la educación

Nuestros hijos confían en nosotros, les damos seguridad y esa seguridad es la base que les permite relacionarse de forma sana con el mundo que les rodea y con los demás. Hay gestos o acciones que llevamos a cabo que pueden hacer crecer o decrecer esa confianza que nos tienen. Debemos mostrarles con palabras y con hechos que papá y mamá son de fiar y que nos dicen las cosas tal y cómo son, sin ocultar, ni mentir, usando palabras sencillas y adecuadas a su comprensión según la edad que tengan, y evitando en lo posible detalles angustiosos. Cuando las palabras no están respaldadas por las acciones pierden todo valor.

Pero ¿por qué a veces no somos totalmente sinceros con nuestros hijos y recurrimos al engaño?

Normalmente lo hacemos por tres motivos.

1-Cuando les ocultamos algo para evitar una pataleta. Por ejemplo, cuando vamos al pediatra y le han de poner una vacuna. Podemos actuar de dos formas. 1) Pepito te van a poner una vacuna, te molestará un poquito, pero yo estaré a tu lado todo el rato y después te invitaré a merendar.  2) Pepito vamos al pediatra, tranquilo no hay vacuna.  ¿Cómo va a acudir ese niño al médico a la siguiente revisión en cada uno de los casos?

Los niños siempre captan la verdad a un nivel inconsciente, aunque no puedan ponerle palabras. Por tanto, nombrarle lo que va a pasar les ayuda a poner orden, a tranquilizarse y a suavizar el campo emocional. 

2-También utilizamos el recurso de la mentira para conseguir algo que queremos. Por ejemplo, si saltas en sofá vendrá el perro de la vecina y te comerá. A veces, descalificamos la inteligencia del niño, su capacidad para comprender las cosas, para responsabilizarse y tomar iniciativas, hasta el punto que hemos naturalizado mentirles y ocultarles hechos.

3- Y la última, ocultarles algo que nos parece que les puede herir, para evitarles un disgusto o simplemente porque no sabemos cómo enfrentarnos a eso. A menudo nos angustiamos a la hora de dar ciertas explicaciones o responder a preguntas de nuestros niños, sobre todo relacionadas con temas y circunstancias difíciles.

Por ejemplo: Si tenemos un familiar enfermo y lo estamos cuidando es prácticamente imposible que nuestros hijos no lo perciban, porque hablamos de ello por teléfono, entre nosotros, estamos más tristes o cansados… explicar la situación con palabras sencillas y naturalidad permitirá a nuestros hijos prepararse para el desenlace y además sabrán que es normal estar tristes y que pueden expresar lo que sienten.

No hace falta dar todos los detalles podemos usar frases tipo: “La abuelita está muy enferma, la estamos cuidando súper bien para que esté cómoda y no le duela nada, pero estamos tristes porque la queremos mucho y nos da pena que se vaya”

Si por el contrario se lo ocultamos, el niño estará confuso porque los mensajes verbales que le demos irán en contra de lo que percibe en nuestra actitud y actuación y eso le generará desconfianza hacia nosotros y además después el duelo será más difícil por no haberlo preparado. 

Cuando ocultamos o mentimos, quebramos la capacidad del niño para percibir la realidad, creamos desconfianza y le enseñamos que en situaciones difíciles no deben o no pueden expresarnos sus miedos y angustias provocando que se las queden en su interior.

En el caso de tener que transmitir tragedias y malas noticias, como, por ejemplo, una crisis mundial como fue la pandemia, una separación, una pérdida de trabajo… se nos puede plantear ¿Cómo hablar con los niños sobre esto?

La Academia Americana de Pediatría nos aconseja a padres, profesores y a todos aquellos que trabajan con niños que filtremos la información y que la presentemos de tal manera que puedan asimilarla, adaptarse y sobrellevar la situación.

1)Por dónde empezar:

Independientemente de la edad del niño, sea un niño pequeño, uno mayor, un adolescente o un adulto joven, debemos empezar preguntándole qué es lo ha escuchado al respecto. La mayoría habrá oído algo. Después debemos preguntarles si tienen alguna pregunta. Debemos mantener un diálogo simple y directo.

 

2) Generalmente, es mejor comunicar sólo la información básica. Evitar las imágenes, la información gráfica y los detalles que no sean necesarios, especialmente de las circunstancias trágicas.

Debemos mantener a los más pequeños alejados de la televisión, la radio, las tabletas y ordenadores y las redes sociales. Los más mayores posiblemente tienen más acceso a las noticias y a las imágenes. Se debe ser consciente de ello y tomar medidas con anticipación acerca de lo que pueden oír o ver.

 

3) Algunas señales de alarma de que un niño podría estar teniendo dificultades para sobrellevar la situación podrían ser:

  1. Problemas para dormir. A la hora de conciliar el sueño o permanecer dormido, dificultad para despertarse, reiteración de pesadilla…
  2. Quejas de tipo físico. Los niños pueden sentirse más cansados de lo normal, tener dolores de cabeza, sentirse mal… comer mucho más o menos de lo habitual.
  3. Cambios de comportamiento: comportamientos regresivos, comportamiento más inmaduro de lo normal, menos paciente, más exigente…
  4. Problemas emocionales: Los niños podrían sentir una tristeza excesiva, ansiedad, miedos, etc…

Ante esto debemos iniciar una conversación y un diálogo activo con nuestros hijos. Que vean que existe un canal abierto de comunicación. Transmitir que es normal que estas cosas les preocupen, pero que estamos aquí para ayudarnos mutuamente. Es normal que como padres tengamos miedo de afrontar estas conversaciones, pero pensad que no hay nadie mejor que unos padres para hablar con los hijos desde el cariño más profundo, mostrando su punto de vista, su fe y la forma de vivir esa circunstancia a nivel familiar.

Por eso os animo desde aquí a que habléis a vuestros hijos con la verdad ya que eso implica ofrecerles oportunidades para aprender a reconocer la realidad, adquirir herramientas para manejarse frente a ella y resolver problemas confiando y apoyándose en sus cuidadores y finalmente, pidiendo protección en caso de ser necesario.

 

Y vosotros os animo a que en caso de necesidad pidáis ayuda. Desde el colegio os queremos y podemos acompañar.

 

Este párrafo es un poco complejo. Creo que se podría simplificar quitando la última frase.

 

Hablar a los hijos con la verdad - Apasionados por la educación 1

Cristina Morales –
Tutora de Ed.Infantil

 

 

 

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