Abordar la cuestión de la fe y la razón no es tarea fácil, y por ello no diré qué son, sino a qué son semejantes, recurriendo a las palabras de Juan Pablo II.
“La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo.”
Las dos alas, fe y razón, permiten alzar el vuelo.
Si se carece de una de ellas, la contemplación es parcial. Si parcial, insuficiente. Ocurre lo mismo que a quien dirigiendo su mirada desde la ventana de una habitación iluminada a un exterior oscuro, se ve reflejado en el cristal. Incapaz de percibir lo que hay más allá de su imagen. Este hombre que se contempla a sí mismo es el hombre carente de fe, completamente autorreferencial, pues nada hay que considere si excede sus facultades. Es el hombre que puede llegar a cegarse por las luces de la razón.
Supongamos ahora que ese mismo hombre se encuentra en una habitación cuya ventana da a un exterior iluminado. Al asomarse por ella, gracias a la luz, podrá trascender y ver lo que hay fuera, reconocer el espectáculo que tiene frente a sí en toda su plenitud. Esta luz es la fe, que abre a la posibilidad de que uno no se dé a sí mismo la verdad de las cosas, sino que se vea llamado a reconocerla. La capacidad de ver es la razón, común en ambas situaciones. En un caso, limitada por prescindir de la fe; en el otro, potenciada por ella.
Este es precisamente el sentido de la tarea educativa: ayudar a nuestros alumnos a desplegar estas dos alas que los elevarán al conocimiento de la Verdad.
¿La fe y la razón? No es nada fácil explicarlo. Me viene a la cabeza la cita del Papa en la que las describe como las dos alas que permiten al hombre elevarse en la contemplación de la verdad.
Si falta una de ellas, la contemplación es parcial, y si es parcial, resulta insuficiente. El hombre de hoy desea volar, pero ve frustrado su vuelo porque no alcanza su objetivo.
Laura Muñoz ( Tutora de Secundaria del Abat Oliba Loreto)
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